Y fue esa calurosa noche del mes de julio, allí, tumbadas en esas blancas camas, en esa maldita discoteca repleta de mamarrachos, donde decidimos que juntas estaríamos mejor que con nadie. Y así, nos juramos amor eterno...y viviríamos felices y comeríamos perdices... o nos comeríamos a quien osara molestar nuestra paz.
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